Vivimos en un mundo saturado de datos, estadísticas, informes y gráficos. Cada día, en los medios de comunicación, las redes sociales o conversaciones cotidianas, escuchamos frases como: “Las personas que hacen ejercicio viven más” o “Los países con mayor consumo de chocolate tienden a tener más premios Nobel”. Estas afirmaciones, aunque pueden estar basadas en datos reales y parecer lógicas, nos pueden conducir a conclusiones erróneas si no sabemos diferenciar claramente entre dos conceptos fundamentales: correlación y causalidad.
La correlación indica una relación entre dos variables, pero no implica necesariamente que una cause a la otra. Los que sí implica la causalidad. Confundirnos entre estos dos conceptos puede llevar a errores graves, desde tomar decisiones personales equivocadas hasta diseñar políticas públicas ineficientes o peligrosas.
En esta entrada vamos a explorar con profundidad qué significan realmente los conceptos de correlación y causalidad, cómo se calculan, cómo pueden confundirse y, sobre todo, cómo evitar caer en la trampa de asumir que si dos cosas ocurren juntas (están correlacionadas), una debe ser la causa de la otra (existe una causalidad entre ambas). Usaremos ejemplos cotidianos, visuales, históricos y también tocaremos métodos más rigurosos para identificar relaciones causales. Al final, tendrás una comprensión mucho más sólida de estos conceptos esenciales para el pensamiento crítico y la interpretación correcta de la información.
Tabla de contenidos
La correlación es una medida estadística que indica en qué los valores de dos variables están relacionadas. En términos simples, nos dice si, cuando una variable cambia, la otra tiende a cambiar también, y en qué dirección lo hace.
Por ejemplo, existe una fuerte correlación positiva entre el consumo de helado y el número de personas que se ahogan en la playa. ¿Significa esto que el helado causa ahogamientos? Claro que no. Lo que ocurre es que ambas variables aumentan durante los meses de verano, lo que nos lleva a…
A menudo, dos variables pueden estar correlacionadas porque ambas están influenciadas por una tercera variable que no se ha considerado. En el ejemplo anterior, esa tercera variable es la temperatura que se da en la estación del año (verano). Este tipo de confusión es una de las principales razones por las que la correlación no debe interpretarse como causalidad.
La causalidad implica una relación directa entre dos eventos: uno provoca el otro. En otras palabras, un cambio en una variable produce un cambio en otra.
Por ejemplo, si en un estudio bien diseñado se demuestra que un medicamento reduce la presión arterial, podemos decir que el medicamento causa esa reducción.
La causalidad es mucho más difícil de demostrar que la correlación. Para poder establecerla con certeza, es necesario que se cumplan ciertas condiciones:
Esto requiere experimentos bien controlados o técnicas estadísticas avanzadas que puedan simular las condiciones de un experimento, como los modelos de regresión, métodos de control instrumental, análisis de series temporales, o los experimentos naturales y cuasi-experimentos.
Veamos ahora algunos ejemplos clásicos (y bastante curiosos) en los que se confunde la existencia de una correlación estadística con una relación de causa y efecto.
En Estados Unidos, se ha observado una fuerte correlación entre el consumo per cápita de queso y el número de personas que mueren asfixiadas en su cama. A todas luces, es absurdo pensar que el queso provoca asfixias nocturnas. Este es un claro ejemplo de correlación espuria, donde dos variables parecen relacionadas, pero en realidad están influidas por otros factores o simplemente coinciden por azar.
Otro caso famoso es la correlación entre el número de películas estrenadas por Nicolas Cage y la cantidad de personas que mueren ahogadas en piscinas en un año determinado. Aunque la correlación es estadísticamente significativa, no existe una relación causal plausible entre estos dos fenómenos.
Entre 1999 y 2009, se observó una sorprendente correlación entre la edad de la ganadora de Miss América y el número de personas asesinadas por vapor, gases calientes y objetos calientes en Estados Unidos. Aunque las líneas de tendencia coinciden notablemente, es evidente que no existe una relación causal entre estos dos fenómenos.
Los tres ejemplos pueden encontrarse en este recopilatorio de correlaciones espurias. Además, hay muchos ejemplos humorísticos similares en la web Spurious Correlations, que ilustran de forma divertida lo fácil que es encontrar correlaciones llamativas… y lo peligroso que puede ser interpretarlas sin un análisis crítico.
La confusión entre correlación y causalidad es muy común, y no es solo un problema de falta de rigor académico. Existen varias razones, tanto cognitivas como culturales, que explican por qué tendemos a caer en este error:
A diferencia de la correlación, que puede detectarse fácilmente con un simple coeficiente estadístico, identificar una relación causal requiere mucho más trabajo y cuidado. El hecho de que dos variables se mueven juntas no implica que una cause a la otra. Para establecer causalidad es necesario aplicar métodos rigurosos que minimicen sesgos y confusiones. Algunos enfoques clave son los siguientes:
Confundir correlación con causalidad no es solo un error teórico: puede tener consecuencias negativas reales en distintos ámbitos de la sociedad. Algunos ejemplos incluyen:
En todos estos casos, actuar sin evidencia causal sólida puede acarrear consecuencias serias, tanto para individuos como para comunidades enteras.
Vivimos rodeados de titulares llamativos, gráficos impactantes y estudios que se viralizan con facilidad. Para evitar caer en interpretaciones erróneas, aquí van algunas recomendaciones para pensar con espíritu crítico:
En un mundo donde los datos están en todas partes, es esencial aprender a pensar con claridad. Comprender la diferencia entre correlación y causalidad es un paso crucial hacia una ciudadanía informada y un pensamiento crítico más agudo. No todo lo que ocurre al mismo tiempo está relacionado causalmente, y no todo lo que se presenta como verdad en un gráfico lo es. Cultivar esta capacidad analítica nos permite distinguir entre hechos y coincidencias, tomar mejores decisiones y evitar manipulaciones estadísticas.
Así que la próxima vez que veas una afirmación como “quienes toman café tienen más éxito profesional”, recuerda hacerte esta simple pero importante pregunta: ¿correlación o causalidad?
Nota: Las imágenes de este artículo fueron generadas utilizando un modelo de inteligencia artificial.
En casi cualquier análisis estadístico —ya sea en medicina, psicología, economía o ciencia de datos—…
El MSCI World Index suele presentarse como “la ventana al mundo” para quienes invierten en…
En el mundo del análisis de datos solemos escuchar una idea poderosa: cuantos más datos,…
¿Te has encontrado con este error al intentar instalar paquetes con npm? npm ERR! code…
En ciencia de datos y estadística, los promedios y porcentajes son herramientas fundamentales para resumir…
Las bases de datos son el corazón de casi cualquier sistema de información moderno. Ya…
This website uses cookies.