
La singularidad tecnológica se define como el momento en el que la inteligencia artificial (IA) superará a la inteligencia humana. Algo que, en el hipotético caso de que se llegue a producir en el futuro, daría lugar a cambios en la sociedad que son difíciles de predecir. El concepto de singularidad tecnológica es una idea sobre la que existe un debate en círculos científicos, tecnológicos y filosóficos, con opiniones opuestas respecto a si es posible y lo cerca o no que estamos de ese momento. La aparición este año de aplicaciones comerciales basadas en Modelos Grande de Lenguaje (LLM, siglas en inglés para Large Language Model), como es el caso de GPT-4 o Bard, puede dar la sensación de que la singularidad tecnológica está cerca. Aunque estos modelos aún están muy lejos de ser una IA de propósito general. En esta entrada, se analizará la situación actual de la IA. Evaluando los argumentos más importantes que existen tanto a favor como en contra de la posibilidad de estar cerca de la singularidad tecnológica.
Motivos que nos pueden indicar la cercanía de la singularidad
En primer lugar, se pueden analizar algunos motivos por los que se puede pensar que estamos cerca de la singularidad tecnológica: los rápidos avances de la IA, el crecimiento de la capacidad de cálculo de los procesadores y el impacto económico de la IA.
Rápidos avances en el campo de la inteligencia artificial
Algo innegable es el rápido avance que ha tenido el campo de la IA durante los últimos años. Actualmente, los algoritmos de aprendizaje automático son una característica clave de la mayoría de las aplicaciones y servicios informáticos. Llegando a ser la Inteligencia Artificial o el Machine Learning los principales argumentos comerciales de venta.
Las redes neuronales profundas permiten a las máquinas aprender patrones a partir de grandes conjuntos de datos. Lo que facilita a estas realizar tareas complejas como el reconocimiento de voz, la traducción automática o la conducción autónoma. Los continuos avances de la IA nos acercan a la posibilidad de crear máquinas que puedan superar a los seres humanos en una amplia gama de tareas cognitivas. Para algunas tareas específicas esto ya es así, como máquinas que pueden ganar a grandes maestros de ajedrez, pero no existe una IA de propósito general.
El crecimiento exponencial de la capacidad cómputo por la ley de Moore
La ley de Moore es una predicción en la que se postula que el número de transistores en un microprocesador se duplica aproximadamente cada dos años. Lo que se traduce en un aumento exponencial de la capacidad de cálculo de los microprocesadores. Esta predicción se ha cumplido de una forma sorprendentemente precisa desde que se postuló hace medio siglo por Gordon E. Moore hace medio siglo.
Aunque en estos momentos se podría estar llegado al fin de la Ley de Moore debido a limitaciones físicas. La tendencia de crecimiento exponencial en la capacidad de procesamiento de las computadoras sigue siendo algo evidente. Una mejora que es necesaria para un avance también exponencial de la IA.
El impacto económico de la inteligencia artificial
La IA tiene un importante impacto económico cada vez más evidente. La adopción de IA en las empresas está trayendo importantes mejoras en eficiencia y competitividad, lo que se traduce en una mayor rentabilidad. Este impacto económico es un poderoso incentivo para que las empresas y países inviertan en la investigación y el desarrollo de IA. Acelerando de este modo los avances en el campo.
El liderazgo de la IA es también una cuestión de competitividad nacional. Países como Estados Unidos y China están invirtiendo grandes cantidades de dinero en investigación y desarrollo de tecnologías de IA para posicionarse como los líderes del sector. Una competencia global que acelera aún más los avances de la IA. Lo que también se traduce en un progreso más rápido hacia la singularidad.
Motivos que nos pueden indicar que la singularidad está lejos
Una vez visto los motivos por los que podríamos estar cerca de la singularidad tecnológica, se puede analizar los motivos por los que no: las limitaciones de la IA, las barreras éticas y regulatorias y la complejidad de la inteligencia humana.
Limitaciones de la inteligencia artificial
A pesar de los recientes progresos en IA, las máquinas aún están lejos de igual la inteligencia humana en términos de habilidades cognitivas generales. Los sistemas de IA actuales están altamente especializados y solamente pueden resolver problemas específicos. Un programa especializado en el reconocimiento del habla no se puede usar para la conducción autónoma. Por otro lado, los seres humanos pueden aprender y adaptarse a una amplia variedad de situaciones y contextos.
Además, aún existen grandes desafíos a la hora entrenar las redes neuronales profundas y otros algoritmos de aprendizaje automático. Por un lado, es necesario disponer de grandes conjuntos de datos de calidad para el correcto entrenamiento de los modelos sin sesgos. Existiendo aún dificultades para explicar y comprender cómo llegan estos modelos a sus predicciones. Estas limitaciones sugieren que aún queda un largo camino por recorrer antes de que la IA alcance el nivel de inteligencia general necesaria para la singularidad.
Barreras éticas y regulatorias
El rápido avance de la IA también ha generado preocupaciones tanto éticas como regulatorias. Hasta ahora, en términos generales, no existe una regulación específica para la investigación y uso de la IA, lo que ha permitido su rápido avance. Una mayor regulación y supervisión de la IA podría ralentizar el progreso en un futuro. Incluyendo el progreso hacia la singularidad.
La complejidad de la inteligencia humana
La inteligencia humana es un fenómeno complejo que tiene múltiples caras. No solo incluye las tareas cognitivas, sino que incluye las emociones, la creatividad y la intuición. Aunque la IA ha logrado importantes avances a la hora de resolver tareas cognitivas, como el reconocimiento de patrones y el procesamiento de información, todavía no ha logrado replicar el resto de los aspectos de la inteligencia humana.
Actualmente las máquinas pueden superar a los seres humanos en ciertas tareas cognitivas, pero esto no implica que la singularidad sea inminente. Los seres humanos tienen una capacidad única para adaptarse y aprender que no es posible replicar con la IA actual.
Algunos argumentan que la inteligencia humana es una función emergente de la interacción entre las partes del cerebro y el cuerpo, y que sería extremadamente difícil, si no imposible, replicar está en una máquina. Algo que complica la posibilidad de alcanzar la singularidad. En este caso, la IA aún tiene que superar numerosos obstáculos para igualar la inteligencia humana en su totalidad.
Conclusiones
La singularidad tecnológica es un tema de debate fascinante y controvertido, con argumentos sólidos tanto a favor como en contra de su proximidad. Por un lado, está los avances en IA, el crecimiento exponencial de la capacidad de cálculo de los microprocesadores y los incentivos que introduce el impacto económico de la IA que indican un rápido avance hacia la singularidad tecnológica. Por otro lado, las actuales limitaciones de la IA, las posibles barreras regulatorias y la complejidad de la inteligencia humana indican que no se está tan cerca de este punto de inflexión.
A la hora de realizar una predicción sobre la cercanía de la singularidad nos basamos en los avances que se han visto recientemente en IA. Pero es complicado saber si la velocidad de los avances se mantendrá o no en el futuro. Por ejemplo, en los años 90 del siglo pasado se pensaba que las redes neuronales podrían dar lugar a grandes avances en IA, pero fue necesario esperar dos décadas para que la tecnología estuviera preparada para su explosión como se ha visto en los últimos años.
Posiblemente aún estemos muy lejos de la singularidad tecnológica. Actualmente no existe una IA de propósito general, sino que múltiples IA que resuelve diferentes tipos de problemas. Para que las máquinas puedan alcanzar la singularidad es necesario contar con una IA de propósito general.
Imagen de Alexandra_Koch en Pixabay
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